domingo, 18 de octubre de 2015

La Viola da Gamba
 
Algunas pinturas y otras muestras artísticas permitieron registrar la presencia, ya durante el siglo XII, de vihuelas que, tañidas con los dedos o mediante un arco (conocidas también como fídulas), eran más grandes de lo habitual. Su tamaño al ser más grande  algunos ejecutantes la situaban en posición vertical entre las piernas.
Hasta  el siglo XV apareció la viola da gamba como instrumento diferenciado. La iconografía parece confirmar el origen español de la viola en un momento en que coexistían dos tipos de instrumentos de cuerda frotada mediante arco: aquellos que se sostenían en el brazo o el hombro (llamados da braccio) y los que se mantenían entre las piernas (da gamba).
Sin embargo, el nombre que adoptó la viola es de origen italiano, ya que fue introducido en los círculos musicales de la corte de Nápoles.
A finales del siglo XV el instrumento había adquirido ya los rasgos estándar de su aspecto, hombros caídos, mástil recto, espalda plana con un suave talud en la parte superior y seis cuerdas de tripa.
La viola da gamba, que en España era conocida hasta mediados del siglo XVI con el nombre de vihuela de arco, se convirtió en un instrumento apropiado para practicar en el entorno familiar.
 A principios del siglo XVII la viola da gamba poseía ya unos rasgos diferentes a los del instrumento propio del Renacimiento. La caja armónica presentaba unos rasgos más estilizados; el mástil, tenía cierta angulación, esto es, estaba ligeramente inclinado hacia atrás; los hombros eran menos caídos y la barra armónica pasaba a situarse de forma vertical.
Asimismo, era frecuente que en la época algunos modelos presentaran una roseta cerca del final del diapasón. Como es natural, todas estas modificaciones dieron lugar a una nueva sonoridad y, por lo tanto, a un modo diferente de tañer la viola da gamba. La extensión sonora del instrumento pasó de las tres octavas del siglo XVI a las cuatro una centuria más tarde, una hazaña que ningún otro instrumento de arco logró igualar en la época.
El Reino Unido las violas da gamba u otros instrumentos fueron muy  populares  hasta entrado el siglo XVII, durante las primeras décadas del cual se popularizaron los conjuntos de violas conocidos como viol consorts.
También en Alemania el final del Barroco fue una época pródiga en lo referente a la música específica para viola da gamba. Johann Sebastian Bach le dedicó tres sonatas, además de incluirla en el Sexto concierto de Brandemburgo y en diversas composiciones corales.
Durante los siglos XVII y XVIII, diversas cortes europeas contaban entre sus músicos con violistas da gamba. En aquella época estaban en uso dos técnicas interpretativas: una  concedía gran protagonismo a la melodía, mientras que la otra, llamada armónico-polifónica, consistía en formar acordes y tañer dobles cuerdas.
Estas innovaciones conllevaron el aumento de la complejidad técnica de las obras interpretadas, un repertorio con el que los virtuosos deleitaban al selecto auditorio de la corte de Versalles. También el desarrollo del arco fue fundamental en la evolución de la manera de tocar la viola da gamba. El arco barroco pesaba menos y presentaba una curva más suave que el del período precedente. Durante las épocas clásica y romántica, la viola da gamba desapareció de los circuitos de la música culta en favor de otros instrumentos cuya popularidad había ido en aumento.
Desgraciadamente, a finales del siglo XVIII el nuevo gusto musical favorecía a instrumentos de mayor sonoridad, aptos para ser tocados en salas de concierto. Casi un siglo después, a finales del XIX, la viola da gamba recuperó el reconocimiento del que gozaba durante el Barroco de la mano de los instrumentistas especializados en música antigua.
A lo largo del siglo XX se advirtió una marcada tendencia a la recuperación del repertorio antiguo de la mano de los grandes virtuosos, que fue en paralelo a la construcción de copias de instrumentos originales y a una verdadera tarea de investigación acerca de cómo se tocaba antaño la viola da gamba.
CARACTERÍSTICAS
Existe una gran variedad de modelos históricos de viola da gamba; no obstante, podemos señalar una serie de características constructivas típicas que suelen coincidir en la mayor parte de ellos:
  • Diapasón curvo y con siete trastes.
  • Caja con hombros caídos y fondo plano, con talud hacia el mango.
  • Tabla armónica tallada.
  • Escotaduras pronunciadas.
  • Oídos en forma de C.
  • Puente curvo.
  • Cuerdas de tripa (las más graves entorchadas con metal), en número entre cinco y siete.
  • Afinación por cuartas con una tercera mayor intercalada.
  • Clavijero tallado con motivos figurativos.
De modo análogo las formas de tañer el instrumento suelen coincidir en:
  • Sujetar el instrumento entre las piernas, incluso los de menor tamaño (con la única excepción de las violas de muy gran tamaño, apoyadas en el suelo) y sostenerlo verticalmente, con ligera inclinación del mango hacia la izquierda del músico.
  • Tomar el arco palma arriba teniendo algún dedo en contacto directo con las cerdas, técnica similar a la tradicional en los instrumentos de cuerda folclóricos.



https://www.youtube.com/watch?v=r3onO9ZG7io

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